sábado, 21 de mayo de 2011

“LA ESTRUCTURA DE LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS"
THOMAS KUHN

CONTEXTO EPISTEMICO QUE PLANTEA EL AUTOR
En la obra de Thomas Kunt, propone un modelo de dinámica científica ,cuyo impacto alcanzo los ámbitos más diversos, no solo ejerció una decidida influencia en los campos donde la ciencia es objeto de estudio  (la filosofía, la historia ,la sociología, la psicología, la biología evolutiva las ciencias cognitivas)entre otros, sino también en la forma de que muchos científicos conciben su propio quehacer, hasta transformar la imagen en el  que el amplio publico  tiene de la ciencia, un claro indicador de este impacto social  lo reflejan los mas de 20 ejemplares  vendidos a partir de su publicación  en 1962, , puede ser considerados uno de los libros mas importantes del siglo XX. De acuerdo ,Kutn ,el desarrollo científico esta marcado por grandes cambios  profundos  revolucionarios  que ocurren no solo a nivel de contenido de teorías , si no también en el de la practicas, los objetivos, las normas  de procedimientos y los criterios de evaluación .Así también introduce la dimensión histórica  en el análisis de la investigación  científica ,que a su vez remite a la dimensión social  de su quehacer .
 NUDO GORDIANO DE LA EXPRESION DEL AUTOR

Las Revoluciones científicas, aparecen como una necesidad y este pensamiento fue posible, ya que los historiadores nos presentaban como los hechos ocurrían de forma gradual, hasta que llego un momento de que hubo tantas dificultades para seguir con esta explicación que se produjo una revolución en el campo de la ciencia.
Esto permite, la aparición de nuevos paradigmas, los cuales serán aceptados y rechazados por otros, pero estas revoluciones científicas son totalmente necesarias ya que es por ella que realmente se realizan los avances en la ciencia. Es por ello que podemos decir que la ciencia avanza de manera circular y el problema de estos, es que las comunidades científicas no van a la par de estos cambios, por que estas  preparados para trabajar solo en la ciencia normal.
CONTRASTE DE LA IDEA DEL AUTOR CON LA REALIDAD EDUCATIVA ACTUAL

Actualmente, en el ámbito educativo, se confronta este cuadro de crisis de paradigma, donde han colapsado viejos modelos y esquemas, pero no se ha contribuido al paradigma alternativo.
Específicamente, en el sistema educativo, en nuestros medios académicos ,no es muy común los elementos de esta crisis, y la resistencia se expresa en un marcado dogmatismo en cuanto a las cuestiones metodológicas, y los  tan antiguos modelos utilizados en matemáticas.
Las diversas anomalías que se presentan  en la producción del conocimiento en nuestras universidades contractan los elementos de “crisis” de estos enfoques metodológicos normalizados.
Es por todo esto que los aportes Khnianos  son esenciales en la problematización  del sistema educativo actual y sobre todo con el paradigma emergente

MANUEL MEDINA. PRODUCCIÓN, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD. (C.T.S)
CONTEXTO EPISTEMICO QUE PLANTEA EL AUTOR.

En la obra CIENCIA TECNOLOGIA Y SOCIEDAD el autor nos muestra un contraste de lo antiguo con la  postmodernidad en cuanto a ciencia y tecnología y por supuesto la relación  con la sociedad
La visión antigua sobre la ciencia, la tecnología y la sociedad separaba radicalmente la ciencia de la tecnología y veía a ambas "controladas" (guiadas)
Por la "política" o por la "religión". Por su parte, la visión moderna "acercaba" la ciencia a la tecnología y las separaba del control político o religioso. Los estudios STS proponen, contrariamente a los antecedentes premodernos y modernos, una comprensión holística de la interrelación entre ciencia y tecnología: el objetivo es conjugar las fuerzas centrífugas y centrípetas hacia una nueva unidad de la ciencia y la tecnología, y hacia la elección de "mejores" alternativas de análisis de las influencias sociales sobre el complejo científico-tecnológico.
En relación a esto,  el autor expresa sus ideas en cuanto a que por ejemplo Aristóteles  fue un tremendo observador de la realidad no manipulador, y que la ciencia y la tecnología estaban gobernadas o manipuladas por la sociedad y aunado a esto este creciente desarrollo  de la tecnología y la ciencia trajo consigo la  lucha entre países para conseguir  el liderazgo del mundo, lo que ocurrió a raíz de la II guerra mundial, la cual genero una gran movilización científica y tecnológica.
Manuel Medina y José Sanmartín, los editores del libro, partiendo de la vieja controversia epistemológica entre "internalismo" y "externalismo" en los estudios de filosofía de la ciencia, toman partido por este último y presentan, en su artículo en colaboración, el programa Tecnología, Ciencia, Naturaleza y Sociedad (TECNAS) del Instituto de Investigaciones sobre Ciencia y Tecnología (INVESCIT). Explicitan la estructura del mismo como un programa interdisciplinario que tiene como objetivo elaborar un planteo teórico-práctico global y unificado que permita dominar social y culturalmente la investigación y el desarrollo tecnocientífico actualmente "a la deriva".
Esta idea de que la ciencia y la tecnología han escapado a nuestro control es reforzada por sendos trabajos de Medina y Sanmartín. "La filosofía de la tecnocracia" de Manuel Medina y "La ciencia descubre. La industria aplica.  El hombre se conforma". "Imperativo tecnológico y diseño social", de José Sanmartín, es un canto al romanticismo tecnológico y a una democracia sólo ubicable en el mundo de las ideas de Platón que, por otra parte y como es de público conocimiento, no existe.
La crítica romántico-pesimista al desarrollo tecnocientífico contemporáneo,
por un lado, y la fetichización de la "alfabetización en ciencia y tecnología", por otro, convergen en la idea-propuesta que rige la presente compilación sobre el problema de la relación entre ciencia, tecnología y sociedad, a saber: ecologizar el capitalismo.
Si comparamos los bandos de las guerras de la ciencia, queda claro que, a nivel dialéctico, las batallas se libran, fundamentalmente, entre concepciones filosóficas de tradición analítica y concepciones críticas, que implican, respectivamente, posiciones de carácter valorativo, social y político muy divergentes y frecuentemente opuestas las unas a las otras. De un lado se encuentran las concepciones divisorias tradicionales de la ciencia, la tecnología y la sociedad, que sitúan a la ciencia en la posición jerárquica superior como conocimiento teórico objetivo, a la tecnología en el segundo lugar del escalafón como conocimiento práctico racional y a la sociedad, disociada de ambas, en el ámbito de las interacciones sociales, las ideas y las preferencias subjetivas, las valoraciones y las confrontaciones políticas de intereses y objetivos distintos.
Las divisiones teóricas entre ciencia y sociedad se levantan sobre el postulado de la neutralidad valorativa de la primera, con el que se quiere, de algún modo, garantizar su descontaminación social. Este discurso filosófico tiende a legitimar la ciencia establecida, estabilizar el business as usual de la investigación y de la innovación tecnocientíficas y, de paso, fomentar la inmunidad investigadora. Pues, las responsabilidades éticas se plantean, preferentemente, en relación con las normas internas de “control de calidad” de los propios sistemas de producción científica y tecnológica, como las relacionadas con la revisión por pares o la “honestidad científica”. Dichos sistemas quedan prácticamente sellados para cualquier tipo de valoración democrática o intervención exógena debido a que para tener voz y voto se exige como condición general la competencia científica especializada. A la inversa, sin embargo, los sistemas de deliberación e intervención social y política se consideran dominios que han de estar especialmente abiertos a la intervención tecnocrática de los expertos científicos.
Del lado de los planteamientos de CTS, por el contrario, se cuestionan tales
Supuestos filosóficos analíticos junto con sus implicaciones valorativas y políticas.
NUDO GORDIANO DE LA EXPRESION DEL AUTOR

Frente a las divisiones teóricas entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, se promueve la integración de los entornos teóricos, técnicos, sociales y políticos así como de los contextos de valoración y de intervención, y se destaca su relevancia para poder comprender y manejar la tecnociencia contemporánea. Al yuxtaponer los términos que dichas divisiones habían disociado, el mismo nombre de los programas de Ciencia,
Tecnología y Sociedad indica que tratan de reunificar, en un complejo entramado, lo que había sido dividido filosófica y académicamente.
En contraposición a las tesis que postulan la neutralidad, la superioridad racional y la libertad absoluta de la investigación científica, los nuevos planteamientos críticos interpretativos y valorativos reivindican nuevas formas de investigación responsable junto con la valoración y la intervención social de carácter democrático en los desarrollos científicos y tecnológicos, así como nuevos planteamientos para la gestión y la política de la ciencia y la tecnología, y para la evaluación de las consecuencias y de los riesgos derivados de las innovaciones científicas y tecnológicas.
Por todo ello, se considera necesario, no tanto difundir teorías filosóficas que
estabilicen interpretativamente la investigación y el desarrollo científico y tecnológico al uso y fomenten la confianza acrítica en la bondad y la fiabilidad de la ciencia y la tecnología como base fundamental de la cultura moderna, sino promover la competencia cultural en CTS de todos los ciudadanos, en general, y de los científicos y tecnólogos, en particular, con vistas a su participación en procesos de valoración crítica y de intervención democrática en los problemas planteados por el desarrollo de las innovaciones, los impactos y las transformaciones tecnocientíficas.
Las confrontaciones que han aflorado en las llamadas Science Wars (con la
intención, más o menos consciente, de poner en marcha la restauración de la
hegemonía académica e ideológica de las teorías tradicionales de la ciencia y la tecnología) marcan la situación actual y las perspectivas de los estudios de ciencia y tecnología con la clara contraposición de dos tipos fundamentalmente distintos de modelos y de proyectos culturales, sociales y políticos frente a los retos de la tecno ciencia en el siglo 21. Situados ante esta encrucijada, se plantea la pregunta decisiva acerca de ¿hacia dónde va CTS a partir de aquí?

A su vez, las tecnociencias de la información y la comunicación han
Transformado los colectivos, los entornos, las interacciones y las dinámicas sociales, económicas y políticas dando paso a la sociedad de la información digital, en la que se ha puesto de relieve el papel central que juegan y han jugado a lo largo de la historia las técnicas, los artefactos y los entornos de la información y la comunicación en la configuración particular tanto de las sociedades como, en general, de las culturas, las ciencias y las tecnologías propias de cada época.
En lo que ha durado la, relativamente, corta historia de CTS, se ha puesto de manifiesto que ciencia, tecnología y sociedad no constituyen una tríada inmutable a lo largo del tiempo, sino que sus configuraciones van cambiando en la continua interacción de tradiciones, innovaciones y transformaciones. Sin duda, en la actualidad en vez de hablar de la ciencia y la tecnología por separado habría que referirse a la tecno ciencia y más que contextualizarlas en la sociedad en sentido tradicional habría que situarlas en la actual sociedad de la información digital.
Pero no se trata de afinar meras precisiones terminológicas, sino de tener en
Cuenta diferencias muy relevantes de cara a plantearse la comprensión de las
Innovaciones y los retos específicos de las tecnociencias y a abordar los impactos, las transformaciones y las crisis derivadas de los desarrollos tecnocientíficos. De hecho, el alcance de los impactos y la velocidad de los cambios operados por la las tecnociencias informatizadas han superado ya el umbral crítico de las transformaciones revolucionarias en todos los ámbitos.
Así, los procesos de tecnocientificación se extienden a toda clase de bioentornos desde la producción de animales y plantas, hasta la medicina y la reproducción humana. Los impactos de las innovaciones biotecnocientíficas (como los alimentos transgénicos, los animales clonados, el control prácticamente total de la reproducción humana, las terapias génicas o la clonación de humanos en perspectiva...) están generando transformaciones tan rápidas y radicales que desestabilizan traumáticamente tradiciones culturales profundamente arraigadas, sin que se lleguen a ver formas efectivas de encauzarlas culturalmente de una manera adecuada.

CONTRASTE DE LA IDEA DEL AUTOR CON LA REALIDAD EDUCATIVA ACTUAL

La arrolladora expansión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no sólo ha potenciado la tecnocientificación de la producción industrial civil y militar, sino que ha creado las redes digitales mundiales de información y comunicación por las que está avanzando, de una forma que parece imparable, la globalización universal de la economía, las finanzas, la política y la cultura. En los nuevos contextos globales, la primacía en el control de las tecnociencias digitales es la base de nuevas formas de hegemonía imperialista económica, militar, geopolítica y cultural. Pero, al mismo tiempo que han avanzado la intensiva tecnocientificación de la producción industrial y los procesos de globalización general, también han proliferado las consecuencias negativas y los riesgos a escala mundial que han desembocado en la llamada sociedad del riesgo y en las crisis, los conflictos y las confrontaciones sociales, culturales e internacionales relacionadas con dichos procesos.
Así pues, tecnociencia y sociedad de la información digital plantean en la
Actualidad retos tanto o, seguramente, más acuciantes e ineludibles que ciencia, tecnología y sociedad a mediados del siglo 20, ante los que hay que replantearse la pregunta sobre ¿qué hacer en CTS? En su obra Ideas, máquinas y valores. Los Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad, Stephen Cutcliffe enmarca la búsqueda de una respuesta en el contexto de la contraposición entre los practicantes de la investigación académica y los partidarios del activismo en CTS. Su respuesta apunta a la integración de CTS como campo académico y movimiento social, una apuesta que muchos estaríamos dispuestos a compartir. Pero la difícil cuestión de fondo es establecer las condiciones de su realización.
La integración en cuestión supone, entre otras cosas, superar la disociación que existe con frecuencia entre la vía académica centrada preferentemente en estudios de interpretación teórica sin involucrarse en cuestiones concretas de valoración e intervención y la vía activista interesada en la resolución de problemas de actualidad que implican determinadas posiciones valorativas y actuaciones, pero con bastante desconfianza hacia los tratamientos teóricos. Ciertamente, en el campo de los estudios de ciencia y tecnología se pueden encontrar, como hemos visto, planteamientos teóricos prácticamente sin relevancia o, incluso, con implicaciones negativas respecto a los intereses de los activistas comprometidos en CTS. Pero también se dan tendencias al puro activismo según el cual, como dijo un conocido activista CTS norteamericano, no hace falta comprender los problemas para resolverlos.
La necesidad de integrar en CTS investigación y compromiso social y educativo
No es una cuestión de armonía sino la condición de la posibilidad de afrontar efectivamente los grandes retos planteados por las tecnociencias y las innovaciones tecnocientíficas junto con los impactos y los procesos generalizados de tecnocientificación y globalización. Las complejas configuraciones tecnocientíficas actuales plantean, sin duda alguna, el reto fundamental de la comprensión de su carácter esencialmente híbrido de teorías, tecnologías, agentes, prácticas y entornos materiales, simbólicos, sociales y ambientales.
Pero, más allá de las divisorias entre académicos/activistas, los retos más decisivos para las culturas del siglo 21, en general, y para los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, en particular, tienen que ver no sólo con la comprensión de la tecnociencia y de las innovaciones tecnocientíficas sino, de una manera especial, con los procedimientos de valoración e intervención que puedan manejar los impactos y las crisis generadas por las transformaciones y las globalizaciones tecnocientíficas. Así pues, la tarea de los estudios teóricos no tiene por qué reducirse a la mera producción de sistemas interpretativos sin relevancia operativa. Un objetivo necesario para poder encarar los retos de la tecnociencia y de la tecnocientificación global consiste en estabilizar modelos de interpretación, valoración e intervención, es decir, prácticas, entornos y recursos (tanto teóricos como técnicos y organizativos) de análisis y de reconstrucción que sirvan para interpretar y comprender la estructura y la dinámica de los procesos tecnocientíficos de innovación, estabilización y transformación y, a partir de ahí, poder valorar los impactos y las consecuencias e intervenir adecuadamente en dichos procesos.
Los retos que nos plantean ahora consisten en interpretar y valorar las eventuales consecuencias irreversibles a las que nos puede conducir la estabilización de determinadas innovaciones tecnocientíficas así como las nuevas posibilidades que las mismas nos ofrecen, y en formular proyectos que permitan aprovechar las oportunidades y esquivar los riesgos que comportan y de decidir qué se va a hacer y cómo se va a intervenir. Para ello, las diversas culturas han de aprender a conjugar las innovaciones tecnocientíficas con la innovación de sistemas culturales CTS de interpretación, valoración e intervención capaces de moderar la producción y la estabilización de las primeras. En este contexto, los estudios de CTS han de servir para tomar conciencia histórica y colectiva de los retos de la tecnociencia y, desde ahí, proyectar la educación y la acción de CTS en el futuro.




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