viernes, 2 de diciembre de 2011

Modernidad y Postmodernidad

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR
UNIVERSIDAD ROMULO GALLEGOS .VALLE DE LA PASCUA. EDO GUARICO




   
                                                    Integrantes:
                                   
  AGUILAR VALMORE  C.I  N° 10.975.926  
                                                      PANTOJA.  ANGEL   CI.N°8.565.913                       
                                                   SANCHEZ MARIA   C.I  N°11.845.492                                                                                                                                                                                     TAVERA MARLENE     C.I  N°8.589.290    
                                                 MÉNDEZ NIGRALIA  C.I  N° 12.363.040    
                                               ZURITA HERMOGENES  C.I  N°9.913.231

                                            Sección B





Valle de la Pascua  Diciembre 2011





ANALISIS DE LOS CONTENIDOS TEORICOS
         Para iniciar, se puede decir que  Rigoberto Lanz, realiza unas reflexiones sobre como debe ser el funcionamiento de las universidades, el mismo  señala que hay que derribar esos muros intelectuales, hay que salir de esos dogmas, donde solo interesa un titulo, un diploma y no existe una vinculación con las realidades del momento, no hay una correspondencia entre las universidades y las necesidades del mercado laboral.
      Las universidades tienen que sentir a  sus comunidades, ir más allá del servicio comunitario y en función de ello, se requiere de una transformación que atienda directamente las perspectivas, necesidades, visiones de las mismas, ese nuevo profesional debe estar impregnado con todas esas perspectivas y  a la vez estar preparado para darles solución a ellas.
      Por otra parte es bueno acotar que existe un agotamiento del paradigma universitario, como se dijo anteriormente es necesario romper las cercas académicas, de las jaulas teóricas, de los encierros conceptuales, de los claustros escolásticos,  la universidad ha venido trabajando con viejos  modelo que no han dado  respuestas a  estos nuevos paradigmas y por lo tanto la transformación de la universidades es necesaria, para tener docentes , estudiantes y comunidades vinculadas a un nuevo procedo educativo, de manera de tener profesionales holísticos , emprendedores y en definitiva la universidad que queremos.
Por otra parte este mismo autor  refiere que no debemos confundir la mundialización del conocimiento  con “globalización” ya que esto conlleva a conflictos intelectuales  y contradicciones y que hoy en dia se  esta quedando atrás  lo que anteriormente era la llamada “ciencia normal” y se esta dando paso  a otra nueva manera de hacer ciencia  o del saber, conlleva una serie de factores dinámicos  y que engloban una diversidad de biológica y de protección al ambiente.
Es necesario según el autor, mantener una cultura solidaria, para poner alcanzar un verdadero cambio en las comunidades científicas actuales.

Dentro de este margen de ideas, Vatttimo Giani, relata en el fin de la modernidad, que la Verdad no es la Verdad de la Historia, si no que es una verdad histórica, ya que  lo que pudo ser verdad en un contexto y tiempo determinado ahora no lo puede ser o puede tener variaciones, por lo que es necesario el empleo de la hermenéutica y propone seguir el nihilismo.
En este sentido resalta que  las sociedades modernas son distintas y que el mundo a cambiado, estamos en una evolución constante y que  no en todos los caso  dicha evolución ha sido buena para la humanidad.
El postmodernismo, surge  en busca de las respuestas que aun no han sido  develadas con exactitud y por las grandes fallas que se viene arrastrando desde épocas pasadas.
La transformación del saber es el acontecimiento que maneja Lyotard para marcar la separación entre Modernidad y Postmodernidad. El saber era considerado en la modernidad como un instrumento al servicio de la emancipación del hombre y de la sociedad: servía como formación del individuo autónomo..La extensión de la idiosincrasia capitalista hasta el saber y sus medios de difusión van a hacer de este una de las principales fuerzas de producción, lo importante será el intercambio de informaciones y no su utilidad para el individuo, la sociedad o el poder político.
De igual manera, el canal de trasmisión condiciona la nueva estructura del saber: todo saber que no pueda ser cosificado y cuantificado en bits de información será dejado de lado y por ello dejara de existir. Lyotadr distingue varios tipos de saber, entre ellos el narrativo y el científico. El narrativo en la Modernidad era el emancipatorio, que legitimaba el saber en la medida que contribuía a la emancipación del pueblo, y el hegeliano, en el que era la creencia en el despliegue del Espíritu lo que justificaba el saber; en este segundo caso es el saber que se legitima a sí mismo, ya que es él quien define lo que es la sociedad y el estado.
Los grandes relatos han perdido su autoridad como legitimadores del saber debido, en parte, al auge del capitalismo tras la Segunda Guerra Mundial, pero también por el germen de la deslegitimación y nihilismo inherentes al saber, presente ya en el siglo XIX.
La exigencia de verdad del saber científico es, llevada hasta sus últimas consecuencias, la que provoca el derrumbamiento de la jerarquía de los saberes. En un principio, es el saber narrativo el que, por medio de un metarrelato, da cuenta de la realidad y legitima la validez del conocimiento científico. La ciencia pues, tiene conocimiento verdadero porque se apoya en un argumento metafísico: la existencia de la verdad y la validez de la prueba, es decir, en la certeza de que un mismo referente no puede proporcionar dos pruebas contradictorias. Pero admitir esto requiere admitir también el metarrelato en el que se incluye esa metafísica. Pero cuando se exigen pruebas de validez de la propia prueba, es decir, cuando se exige demostrar que la demostración es verdadera sin acudir a argumentos metafísicos, que la ciencia no considera válidos, todo el sistema se desmorona.
La pluralidad de las ciencias, antes cohesionadas por un solo relato, no pueden ya legitimarse ante la sociedad más que por su efectividad, por la optimización de sus medios con respecto a sus fines.
Esto provoca, por otra parte, la ascensión del estatus de la técnica, que es la que garantiza la validez de la prueba, la verdad de la teoría científica. Pero en tanto que la aplicación de la técnica consume recursos económicos, se produce una relación nueva entre sistema económico, performatividad y verdad: quien posee los recursos económicos no solamente tiene un acceso privilegiado a “la verdad en sí”, sino también a la posibilidad de determinar qué es verdad y qué no lo es (lo que Horkheimer llama la paranoia de la razón).
El cuadro de la sociedad postmoderna que Lyotard muestra no se aleja demasiado de la realidad, y tal vez por eso mismo es poco halagüeño. No puedo ocultar, por otro lado, que las actitudes que propone ante el avance a toda máquina de la homogeneización, la miseria espiritual, la pobreza, la pérdida de libertades y la legitimación por el mero poder,  resultan poco consoladoras. La pérdida de sentido, de objetivos trascendentes no es casual, sino intencionada, humana en parte y, por ello mismo, reversible.
Y al mencionar la trascendencia  referida  a trascender el mundo sensible,  a algo mucho menos ambicioso: la referencia del individuo a entidades que no sean él mismo, a entidades colectivas. Y es que, realmente,  no se observan los pequeños relatos por ninguna parte, no estan esas colectividades con su propio juego de lenguaje que tanto invoca Lyotard como garantes de la justicia. Se observan individuos abandonados ante el poder del sistema sin ninguna entidad mediadora (salvo honrosas excepciones) entre ambos que permita la crítica, la resistencia y, consiguientemente, el disenso.
Por lo antes expuesto, resulta inconcebible la posibilidad de salvar la diferencia precisamente fomentándola. La única manera de defenderla es mediante un consenso provisional, que no sea, desde luego, un fin en sí mismo.